Cuenca en mi - Poema de Rosalía Arteaga Serrano

 



CUENCA EN MÍ
 
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
 
La ciudad mía se extiende
adormecida en los brazos
de cuatro ríos brillantes,
engalanada por nubes,
por montañas,
por caudales.
 
Bendecida por las torres
de sus múltiples iglesias
las de sus dos catedrales,
la vieja señera y blanca,
la nueva grande y soñada,
besada por muchos soles,
acunada por los pájaros.
 
Las dos se miran cercanas,
separadas por el parque
gobernado por los pinos
sembrados por el poeta.
 
Plata en ajorca y collares,
Paja en sombrero y cestos,
Color, bordado y tejidos,
Risas en labios y ojazos.
 
Sus calles en cuyas piedras,
resuenan cuando las cruzas,
las pisadas presurosas
de los múltiples vecinos.
 
Ciudad, museos, paisajes,
simbiosis entre las dulces
paredes del casco viejo
y las nuevas coloridas
con las tejas solariegas,
las de las manos rugosas,
las de los mil artesanos.
 
No hay material que no calce,
que no se trabaje presto:
el mármol, los barros suaves,
el hierro, plata y el oro;
los textiles coloridos
los que lucen unas cholas,
las de siempre, las de antaño,
las de trenzas y sombrero,
las de zapatos brillantes
y medias con las polleras.
 
Plata en ajorca y collares,
Paja en sombrero y cestos,
Color, bordado y tejidos,
Risas en labios y ojazos.
 
Cuando recorro sus calles,
la brisa viene del río,
y despeina mis cabellos;
tiemblo, tirito y no paro
miro el barranco,
me agito...
somos parte..., somos uno.
 
Y los tiempos han cambiado,
hay caras nuevas que sienten
que la ciudad les ha entrado
como ríos por sus venas,
que ya no pueden-no quieren
salir, buscar otros lares.
 
Mi Cuenca… no es solo mía,
ya su historia se ha regado,
los de afuera se han quedado,
los míos no están…, se han ido;
yo la persigo en sueños,
la acaricio con mis lágrimas,
la palpo a tientas, la absorbo,
la huelo, suave, tan tersa,
acunada por sus ríos,
cantada por sus poetas.
 
Plata en ajorca y collares,
Paja en sombrero y cestos,
Color, bordado y tejidos,
Risas en labios y ojazos.



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