Desde un inicio las
civilizaciones buscaron resguardar su memoria utilizando métodos muy
rudimentarios que permitieron mantener viva la información individual y
colectiva, hasta llegar a lo que ahora conocemos como libro y que en la antigüedad tomó diferentes formas: tablillas de arcilla,
rollos de papiro, pergamino, códices, entre otros.
Con el tiempo la
acumulación de estos soportes dio origen a la conformación de importantes centros
documentales, caracterizados por resguardar información valiosa de distintas
culturas, como la biblioteca de Ebla, los Templos de Babilonia en Mesopotamia y
las bibliotecas de Egipto, Atenas o Grecia. Finalmente en Roma aparecen bibliotecas
cristianas y bibliotecas públicas de titularidad estatal abiertas a toda la población.
Para la Edad
Media los libros tienen un avance significativo, logran una notable acogida sobre
todo en los monasterios y mejora la calidad y presentación del contenido total
de los códices, lo que incrementa su demanda. Se inicia también el préstamo o alquiler
de libros y empiezan a utilizar el papel como un nuevo soporte.
Con la educación
superior las bibliotecas se transforman en grandes “Centros de información
especializada” y el libro cumple la valiosa función de preservar el
conocimiento; sin él no habría información, educación ni desarrollo.
La aparición de
la imprenta permite difundir importantes obras, muchas de ellas ahora
incunables, que con el tiempo van perfeccionando su ilustración y
encuadernación e incluso llegan a traducirse a varios idiomas.
Las bibliotecas
crecen en el mundo, en Italia se funda la Biblioteca de El Vaticano, en España
las Bibliotecas Nacionales, en Estados Unidos Bibliotecas Universitarias y en Carolina
del Sur aparece la primera Biblioteca Popular.
Luego, a consecuencia
de la Revolución Industrial el libro alcanza su pleno desarrollo, se
automatiza, abarata sus costos y se comienza a difundir y ofrecer por correo, catálogos
y actualmente hasta por la web.
La producción a
gran escala de los libros favoreció enormemente la educación y eliminó las barreras
que nos separaban del conocimiento.
El libro, ya sea
en su forma tradicional o en digital, perdurará a lo largo de la historia si el
ser humano respeta y cultiva su interés y amor por la lectura como medio de
vida y desarrollo personal.
¡Feliz Día del Libro y Derechos de Autor!
Rosa
Vásquez Pabaña
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